lunes, 18 de enero de 2016

World of Warcraft y pipí.

Duncan Jones, el hijo de Bowie ha dirigido la peli de WOW
     
     Llevo varios días sin escribir. Primero porque he cometido el grave error de volver a jugar al World of Warcraft (no sé ni cómo soy capaz de juntar cuatro letras cuando tengo la cabeza en Azeroth) y después con el tiempo restante no he hecho más que limpiar, lavar ropa, comprarme un libro para colorear, llorar la muerte de Bowie (algo que sigo haciendo cada vez que veo un vídeo) leer a Rhodes (sí, todavía, maldita sea, aunque ya lo estoy terminando) y MUY IMPORTANTE: Conocer a Olga Prats, madre de David y del proyecto DEPORTEA, y querer hacerme muy amiga suya. 
     Tener un hijo con autismo hace que de algún modo, una quiera rodearse de personas con la que compartes eso mismo, da mucha fuerza y energía. Pero obviamente, no es sólo eso. Después puedes tener feeling o no... y en este caso creo que ha habido feeling (ya tengo ganas de quedar con ella otra vez) Pude también conocer a una amiga suya (que me recomendó la musicoterapia en MUA, que Leo empieza este miércoles) y he de decir que me encantaría tener estas amigas. Mujeres fuertes, especiales, luchadoras, simpáticas, sensibles, con sentido del humor, con proyectos y con un aura de compañerismo y ganas que no hace más que quiera formar parte de su "equipo"  Yo, que soy tan "rarita" como dice mi madre y también mi abuela y también mi tío abuelo Paco, quiero creer en mi instinto también con esto, y espero tener la oportunidad de seguirlo.

     Leo está muy bien. Ahora. La semana pasada fue un horror. El niño despertándose todas las noches, venga a llorar, nosotros discutiendo, el mundo histérico, Bowie muriendo, cansados, ojeras. La conjuntivitis derivó en una adenopatía en el cuello que hacía que Leo tuviera un huevo de gallina por ganglio, lo que lleva al sufrimiento y la paranoia a una madre hipocondríaca. Hubo visita al hospital, tanda de antibióticos, acojone general porque aquello no bajaba... hasta que por fin bajó, Leo ha vuelto a dormir como un bendito, está de nuevo contento y un poco imitador. Hoy mismo estuvimos bailando, su forma de baile es graciosa, deja caer un pie al suelo y eleva el otro y así sucesivamente, y lentamente se le van abriendo tanto las piernas (no dobla las rodillas) que al final se llega a su límite de apertura y tiene que detenerse. Hoy me puse enfrente de él, haciendo lo mismo y probé a doblar la rodilla cada vez que levantaba una pierna y de pronto... ¡¡tachaaaaán!! el chaval empieza a hacer lo mismo. ¡Qué alegría! Una cosa con la que hoy he flipado también, es que estaba yo en el sofá y de pronto se acerca a mi, me coje de la mano y claramente me dice PIPI, PIPI y yo, con un enstusiasmo contenido, digo: SÍ, VAMOS AL BATER (no me lo podía creer) y al llegar le intento bajar los pantalones y el pañal para sentarlo y JAJAJAJA amigos, de ninguna manera porque mi chico lo que quería es que YO HICIERA PIPI, algo que le divierte bastante. Así que eso he hecho, parece importante ¿no? Ya sabe dónde se hace y lo que es, sólo debe faltarle el clic final  y sacudirse lo cómodo que es (porque sí, además de tener autismo es un cómodo, eso por decirlo suavemente) 

     Hemos retirado además el 85 por ciento del mundo palito de su alrededor (pajitas, bridas, pajitas más largas, palillos chinos...) porque desgraciadamente hacen que Leo se desregule bastante. Y si no los ve, no suele haber problema, el problema viene cuando tiene alguno un rato y pretendes quitárselo para hacer cualquier otra cosa. Esta tarde fuimos al supermercado y le dejé una pajita porque Leo ya no cabe en las sillitas del carro e ir andando conmigo es válido cuando vamos a hacer compras muy pequeñas y entonces lo he tenido que meter en el carro directamente. La pajita me asegura que 1) estará quieto y no se pondrá de pie y 2) no toquiteará lo que yo vaya metiendo en el carro. Así ha sido. Cuando hemos llegado a casa se la he quitado (explicándole que ya estaba bien, que ya la había tenido un rato y tal) y se ha puesto hecho un plomo. He aguantado el tirón. Al final se ha puesto a: jugar con un globo, bailar y saltar en el sofá, además de llevarme a hacer pipí. En general y pese a que se pone pesado, no considero que sea una rabieta descomunal, si no algo completamente normal, seguramente tal como sería en un niño típico si le quitas su juguete por el motivo que sea. En el caso de Leo, obviamente no es un juguete, si no un objeto al que tiene gran apego, pero hoy por hoy con muy poca funcionalidad y con el que además puedes conseguir lo que quieras de él. Se lo quitas de la mano y le dices que haga o diga cualquier cosa y la va a hacer con tal de recuperarlo, por lo que creo que es importante reservarlo para trabajar con él o bien para momentos en los que necesitamos (como por ejemplo en el súper) que esté más relajado y no se generen situaciones de estrés para todos. 

Mañana hablaré de otro tema importante: COLEGIO. Quería hacerlo hoy pero no tengo más tiempo. El próximo miércoles empiezo la dieta de adelgazamiento y el gimnasio. ¿Demasiado ambicioso? Para nada. Cuando os cuente además el nuevo proyecto que comienza en febrero... Me siento con fuerzas para todo. Aunque seguramente tenga que abandonar (de nuevo) el Warcraft.


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