jueves, 2 de febrero de 2017

Desahogo

    
Tiempos felices que parecen de otra persona, de otra vida.


     Siempre han dicho de mi que soy una persona extrovertida. Pero creo que no es verdad. Supongo que es fácil parecer extrovertido, contar tus cosas, no tener miedo de expresar otras, cuando lo que subyace, la verdad propiamente dicha, está tan llena de detalles y aristas que sí que da miedo, y sí que da vergüenza.  Además, yo cuando estoy triste tiendo a retraerme, compartir el dolor me hace tenerlo más presente, tener que escarbar en él, soportar su olor y su color, y no tengo ganas, sólo quiero que desaparezca. Igual es un error, vale, hay que hablar, contar las cosas, pero es que yo no quiero, tengo la sensación de que nadie comprende esta mierda, y que explicar los detalles de mi estado de ánimo es complicadísimo y a quién podría interesarle que hay canciones que las escucho, que pueden ser actuales, pero que de todas formas me devuelven al pasado con rabia, me hacen sentir que las cosas que esas canciones dicen ya las sentí pero ya no están más. Sentí esta fuerza, esta belleza, esta rabia de amor apasionado en el que me habría casado en un ascensor y habría llevado flores a su puerta y habría hecho lo que sea y ya no siento nada de esto pero la canción me recuerda que alguna vez lo hice y entonces me da tristeza y rabia, y a la vez siento orgullo por haber sentido algo que tal vez muchas personas no hayan tenido ni tengan la oportunidad de sentir.
Ahora hay peces flotando en mis pulmones, y en el corazón una garza con la cabeza escondida. Y yo aquí comiendo un bocadillo de tortilla de patatas y ajetes cuando en realidad debería estar a dieta y tener el culo apretado y la vagina también.
Después las personas que parecen estar muertas, con todos esos clichés como rulos en el pelo, y pienso que a lo mejor yo también estoy llena de ellos. El otro día fui a hacerme un masaje (regalo de cumpleaños de mi suegra) a un sitio, y era un masaje de chocolate. La comida no me gusta restregada por el cuerpo y me daba cosica, pero al final decidí hacerlo. Mientras estaba allí tumbada hablaba con la chica y la verdad es que hubo un momento en que le pregunté si las cosas que yo estaba diciendo se las decía mucha gente. Me dijo que no, que sobre todo le decían : "¿se te dormirá mucha gente aquí, no?" Afortunadamente yo eso no lo dije. Me alivió bastante. Todos tendemos a repetir las mismas cosas en determinadas situaciones. A mi eso me da pánico. El mundo en general me da pena y estoy deprimida y no quiero ser cómo los demás. JAJAJAJA Perdón, creo que el problema es que QUIERO LOCAMENTE SER COMO LOS DEMÁS, pero como los vivos, no como los muertos. Quiero bailar, y vivir, y sentir y crecer. Hay poca gente así, en serio. Yo no me la encuentro lo siento. Muy poca. En la danza africana, tal vez. Otro rollo. En general todo lo que me rodea me resulta profundamente absurdo, y lo peor es que es un sentimiento y no un pensamiento y por eso me acojona tanto y espero que escribirlo atenúe un poco la sensación de irrealidad, que en otros momentos llamaría inspiración pero que como ahora no escribo son cosas freaks de una cuarentona envejecida por un niño autista y una vida anodina triste y carente de objetivos más allá de CUATRO GILIPOLLECES. Bien.
Decía que todo es absurdo. No sabéis lo que siento cuando en un semáforo el chico del coche de al lado está con gafas de sol y música disco y mueve la cabeza y su brazo se apoya en la puerta de ventanilla bajada mostrando un enorme reloj y lo miro y me siento rara. Por qué no puedo tener yo ese saber estar liviano, que me importaran los relojes o los coches o twiter o ir al gimnasio o las extensiones del pelo y quisiera locamente leer la última novela de por ejemplo (espera que busque en google) Megan Maxwell. Esto sería estar muerto. En general.
Yo lo que quiero es estar viva. Pero no sé organizarme para ello. Es un esfuerzo grandísimo para mi aunar todas las cosas y que me apetezca algo. No me apetece nada. Ese es el problema. No siento nada, sólo un nudo dentro y mucha ansiedad.Os preguntareis qué tiene que ver todo este rollo con el autismo. Bueno, esto va así, parece ser, eso dicen. Es una montaña rusa, y qué vida de vivo no lo es. Sólo que sientes que vas sola en el vagón, qué coño, en todo el tren. Solita. A un nivel muy profundo y asquerosamente inaccesible. En el centro mismo. Yo miro a mi pequeño y no sé qué será de él y me encuentro mal pensando que he  de morirme un día y cuando por las mañanas se despierta siempre tan feliz y le acaricio la cabeza pues me disparo a llorar pensando en quién le despertará cuando yo me muera y si le despertará con cariño y si se depertará riendo y entonces deseo el apocalipsis y la extinción de la raza humana (lo siento, no somos tan importantes salvo los unos para los otros y a veces ni eso) y quisiera irme a vivir muy lejos, donde no haya apenas gente (y recuerdo que esto  lo he querido siempre) y donde podamos ser raros hasta la extenuación y donde siempre nos depertemos riendo y yo no tenga que pensar en morirme hasta que tenga casi cien años.
Estoy en un momento cruel con los demás, en el que los problemas como "han echado a mi hijo cinco dias del colegio por pegar a otro que estaba pegando a un perro" son de risa porque además, le he dicho, si el otro estaba pegando a un perro se merecía una somanta de ostias. Y en fin, que por otra parte necesito que Leo pueda aprender los colores o algo así académico, y necesito hacer el amor, que sea verano, ser capaz de adelgazar, recordar quién soy. Que haya algo más además de autismo por doquier.
Ah y también borrar de mi facebook a un montón de gente que no me hacen más que daño con su forma de enfocar el mundo. No soporto el victimismo, a lo mejor es que yo también lo practico sin darme cuenta. Cada uno que haga lo que quiera, no sé. Pero me chirria tanto POR QUÉ,  y tanto angelito.
Estoy enfadadísima con todo. Supongo que lo que me pasa es eso, tengo que ser capaz de relajarme. De darme un gusto y que me de gusto (ahí está lo complicado, sentir, sentir)

Tengo miedo de todo, no dejo de sentir vértigo. Un vértigo horrible respecto a todo, la gente, el colegio, el futuro, necesidades básicas, autonomía básica, lenguaje y sólo quiero estar en paz y recuperar un poco la normalidad (una interior, una calma, algo que me haga entender que esto es mi vida). Que siempre se me acaba escapando.


martes, 3 de enero de 2017

La chica del parque y estamos que lo tiramos.

   

Los yayos han comprado una cama elástica que puede mantener a Leo en el mismo lugar durante muuuuchooooo rato
  Aún tengo algo de ansiedad. Es mucha menos, en menos momentos, tal vez igual de intensa de todas formas cuando viene, pero no viene tanto. Se me pone un nudo en la garganta del que no me puedo deshacer. En serio, es el síntoma que peor llevo. Como si tuviera algo atorado ahí. Lo que pasa es que estoy bien, estoy mucho mejor, todos estamos mejor. Leo ha mejorado tanto en algunos aspectos, y crece, y es un niño precioso e inteligente, y todo parece ir bien. De pronto llegan las vacaciones de navidad, y cuando llevamos ya doce días NO PUEDO MÁS. Es inevitable para mi ponerme un poco insoportable en navidad, aborrezco estas fiestas que tanto me recuerdan tiempos felices, y como soy una nostálgica, con una personalidad que tiende al drama, pues eso, todo a la cocktelera y acabo como estoy ahora: deprimida, un poco asqueada de todo en general. Y el tiempo libre con el cachorro me confirma algo que ya se pero que cuando estamos instalados en la rutina no veo, o veo menos, o tengo menos oportunidades de ver: TODAS NUESTRAS LIMITACIONES. Las enormes, terribles, asquerosas y sucias LIMITACIONES. No tener una vida "normal", me da tanta rabia, lo paso tan mal. Es de risa. 
     Me pongo a escribir para desahogarme, pero son  tantas las culebras que me vienen a la boca que me da hasta vergüenza. Cansada como estoy de no entrar en polémicas me sube un ansia guerrera que me tengo que comer porque NO QUIERO LIOS y sabiendo que en el fondo sí que quiero líos. 

     A Leo le ha dado por lanzarlo todo. Parece ser que se estimula a nivel visual de esta forma, lanzando, escupiéndose en la mano y dando palmas para ver saltar la salivilla, dando golpes a todo para ver comos se desprenden las motas de polvo. Y ha hablado, ya tenemos varios días con DAME PAPEL, BIEN, AGUA y otra fase incomprensible pero que fue algo asi como TE PONGO COLONIA. Total, que bien, cosas nuevas. Leo crece y crece y su rareza con él. El otro día ibamos andando por la sombra y de pronto había un corte de la misma para dar paso al sol y se quedó parado y alzó los pies para pasar al sol con todo el cuidado del mundo. Se fija más en el entorno y responde a él, me parece que son unos avances geniales. Creo que la terapia de integración sensorial le va bien, en casa seguimos trabajando con algo de desgana, tenemos que ponernos las pilas, yo no tengo fuerzas casi ni para dormir. Ayer noche de insomnio viendo True Detective, y ponerme pava a pensar en cosas del pasado y en lo que yo esperaba de la vida, y el desencanto que tiene hacerse mayor, y recibir tantas ostias, y tener tanto miedo a no hacer lo suficiente, y a morirse y dejar solo al niño. 

Si resumo, te diría: Vamos mejor. Si no resumo, pues eso, vamos mejor pero yo me siento ATRAPADA, y siento rabia porque cualquier actividad es un erial. Alerta absoluta. Agotamiento espiritual y físico. 

    Y me metería en jardines en los que mejor no me voy a meter. Sigo viendo tantas cosas que me chirrían, y me siento muy sola. Tengo un carácter de mierda de siempre, soy buena persona, pero nunca he sido muy de grupos. Soy una solitaria, una romántica. Estoy divagando. Estoy triste y alegre a la vez, sobre todo con rabia. 

     En el parque de al lado de casa hay a veces una chica con sus dos hijos. Uno tiene la edad de Leo y el otro tendra unos dos. El de la edad de Leo juega con otro al fútbol. Leo se aproxima. Mi enorme hijo se aproxima y los mira. Se detiene a observar. Son sólo unos segundos, pero es tiempo. El otro niño lo mira raro desde que coincidió con él un par de veces en la piscina comunitaria. Es un niño repelente de cojones, su mirada extrañada sólo es un reflejo de su normatividad y la de toda su familia. Ella parece un poco pija, muy simpática, correcta hasta la naúsea. Leo los mira, como digo y luego sale corriendo. El niño lo mira pero en todos estos días que hemos coincidido, NUNCA, en ningún momento le ha dicho de jugar o le ha pasado la pelota. Lo mira raro, tiene ganas de coger su balón y salir corriendo para que no se le cuque. La madre, toda condescendencia y sonrisas, me dice que: ATENCIÓN "no entiendo como tu hijo no mira más al mío, si es que todo el mundo se fija en él, es que NO PARA,de verdad, NO PARA"  y yo me quedo muerta y tiene que venir a reanimarme un ángel del señor... el caso es que hemos hablado doscientas veces y sabe que el niño tiene AUTISMO pero vale... en fin... seguimos por allí. Al rato, Leo, en su torpeza e ignorancia social, se acerca a la chica que estaba columpiando al niño más pequeño, se acerca riendo y queriendo jugar de algún modo con el columpio en movimiento, y claro, ahí ya me levanto otra vez, voy para allá no vaya a ser que le de al mío con el columpio en toda la piñata o peor, su niñito de pololos se caiga del columpio y tengamos que meter al autista en un reformatorio infantil y relegarlo al ostracismo. Y me acerco y me dice: Es que tu hijo claro, pobre, no sabe jugar. Y en fin, no le parto la cara porque estoy CANSADA y cojo a Leo y nos vamos para casa y ella muy simpática me dice adiós, mientras canta la muñeca vestida de azul al crío, toda dientes y belleza y medias con motivos florales. 

De esas no tengo muchas que contar. Otras veces me da por ponerme en plan más informativo o educativo o qué se yo. Pero es que no tenía ganas. No tengo ganas de pelearme con nadie. Ni por el vestido de Cristina Pedroche que me la suda a mares, ni por las campañas de concienciación, ni por nada. Estoy cansada. Y algo triste. Y echo de menos ser joven. 

Así que eso, feliz año nuevo.