lunes, 21 de diciembre de 2015

Navidades, algunas palabras y miedo.

     Escribir, de un tiempo a esta parte, es un arma de doble filo para mí. Antes era simplemente arrojadiza, liberadora, útil. Ahora, cuando estoy mal, o peor, o simplemente desanimada, escribir me cuesta mucho más. A la vez me hace sentir mejor, pero es como si mis momentos de tiempo libre, no quisiera ocuparlos en recordar lo jodida que estoy si no en evadirme, olvidarme, Leo en la bañera y yo, aunque hoy está la casa que parece Vietnam y tengo diarrea, sólo quiero sentarme delante de la tele y ver una sitcom, dejarme caer en un agujero marujil y perezoso, y como mucho sacar al perro al parque de atrás para fumarme un cigarro mientras me da el aire fresco en la cara, que no acabo de tener frío en este otoño mierdosero que no es otoño ni es nada.

     Y se acumula mucho que contar, aunque sin avances significativos, tal vez un poco en el lenguaje, algunas palabras espontáneas: "arreglar roto" y cosas ininteligibles pero que desde luego son intenciones comunicativas... y la navidad arrollándolo todo a su paso, incluido mi precario equilibrio emocional.  Para que Leo se de cuenta de que hay algo diferente, ya que en breve comienza la escoleta de nadal en la guardería a la que acudía el año pasado, he adornado la casa con espumillón, luces, y un ciprés con bolas, y quisiera tanto que comprendiera que la navidad es un periodo vacacional y distinto, pero que pronto volverá a su cole, dónde está siempre tan bien, dónde está adaptado y todos le quieren. Por mi parte, asumir que el ritmo va a cambiar y que ahora nadie va a estar tan pendiente de él, al menos no de la misma forma (hora de PT, AL, su educador a quién toda la familia adoramos) No hace falta que diga que esto me acojona sobremanera: un retroceso, que no vaya a gusto (aunque bien sé que no tengo por qué pensar esto ya que Leo, como he comentado muchas veces, se adapta con facilidad a casi cualquier situación...)

     Estoy hecha polvo, yo también quiero que mi hijo quiera juguetes, quisiera engañarle con los reyes magos, lo siento por todos los padres y madres contrarios a este engaño que consideran fatal para el desarrollo, la confianza o por respeto al niño... sí, vale.. vosotros podéis elegir y yo no, mi hijo pasa, es como un bebe gigante. El otro día fuimos a ver Star Wars, y a Leo le gusta Darth Vader y la banda sonora de la peli, pero no puedo llevarle al cine, no todavía, ya llegará, que sí, pero le echaba de menos, aunque se hubiese dormido. Quiero compartir cosas con él, mis cosas, y no puedo. Puedo acercarme a él siendo lo que él quiere o espera de mi. Juego físico a saco, saltar, darle bridas y palos que le encanta doblar y después hacer girar, qué queréis que os diga. Me hace sentir triste no tener ese feedback que esperaba, si no otro. Y aunque me agarro a este otro con todas mis fuerzas, y doy gracias por tenerlo, y quiero a mi hijo como es, es cierto que hay muchos momentos en que me gustaría que fuera de otra manera y por eso estoy mal, porque caigo en eso una y otra vez, caigo algunos días, algunas semanas, y me hundo lentamente y empiezo a encontrarme fatal del estómago, me duele la cabeza, viejas enfermedades crónicas me torturan, mi corazón se rompe. Me cago en todo. Ni siquiera soy capaz de expresarme con claridad. Todo es un listado de ideas vagas a las que sobrevuela la frustración.

     Frustración y nervios: El pasado sábado tuvimos comida familiar en un restaurante. Normalmente estas situaciones me agobian mogollón, porque soy una persona muy fija y Leo es impredecible, paradójicamente. Igual está muy bien, que muy mal o igual simplemente depende de mi cantidad de paciencia, de mi humor para sobrellevar las cosas... y bueno, el sábado no estaba en mi mejor momento. Mi padre se ha jubilado, además ha sido su cumpleaños y allá que fuimos a la comida, que para mi resultó desastrosa y además, sintiendo mucho haber convertido el rato para los demás (sobre todo para mis padres) en una pesadilla. Porque pasa que la confianza da asco y siempre he sido bastante dramática, lo que sumado a tener un hijo con autismo es una bomba de relojería fina.

    Hubo un momento, en el que Leo estaba con mi madre, en el que de pronto lo vi cerca de la puerta. Estamos muy muy muy emparanoiados con el tema de las fugas. Sale de pronto corriendo y no mira pelo, no entiende que un coche le puede aplastar, que las personas vamos por la acera... Además él se ha criado en el campo. Fue una locura, ¿Sabéis? Lo vi en la puerta y en un segundo lo vi saliendo cruzando la calle un coche pasaba y le atropellaba y ni siquiera vi a mi madre que estaba a su lado (eso dice ella, la creo jejejeje, había más testigos) y desde el otro lado del restaurante grité COGEDLEEEEE muy a lo bestia. Todo el mundo enmudeció. Se lo gritaba a cualquiera que estuviera cerca de él, sobre todo a un chico vestido de gris que pasaba por su lado, sólo quería que alguien lo agarrara, pero nadie lo iba a hacer porque quién va a pensar que ese niño que está ahí tiene autismo, es rápido como el jodido viento, y más si nadie tiene ni idea de autismo, sólo ven un niño y en el local había bastantes. Todos los clientes del restaurante que además estaba petado debieron ver a una gorda congestionada pelirroja sumamente loca que se levantaba de la silla gritando COGEDLEEEEEEEE y como Flash aparecía en la otra punta del restaurante con el corazón aunciando un ataquito de ansiedad, agarrando al niño, aplastando práticamente a mi propia madre a mi paso (a la que seguí sin ver) y diciéndole al sorprendido chico de gris que me miraba como si me hubiese escapado de una rave con mucha droga que es que "el niño tiene autismo, y no es consciente del peligro" así como quitándole hierro al asunto. El caso es que después me sentí muy mal, me sentí ridícula, me sentí horrible y quise que me tragara la tierra y que explotara de una puta vez el sol arrasándolo todo de una puta vez. Me sentí ridícula, sí. Eso sobre todo. Me supo mal poner en evidencia a mi familia (aunque las bromas posteriores hicieron que me riera bastante) sobre todo a mi hermano, ya que el restaurante era de su amigo, y él es muy cool (lo digo con tono bromita que sé que me lee) y me dio por llorar de manera descontrolada. Aunque lo hice tapándome la cara porque a la vez me estaba muriendo de vergüenza. Después de la comida dejamos al niño con mis padres y nos fuimos a ver Star Wars. Al volver al aparcamiento después de la peli, vi que me había dejado las luces del coche encendidas, típico de mi, afortunadamente teníamos batería y pudimos regresar. Hubo bromas entonces al respecto de mi arranque durante la comida, y eso me hizo sentirme mejor. Además se recordaron otras tantas lindezas mías que me hacen sentir muy protagonista almodovariana. Regresamos a casa. Todo un poco mejor. La mañana del domingo fue espantosa, y debió serlo porque no recuerdo lo que hicimos. Por la tarde decidimos volver a la feria, que se ha convertido en un recurso bastante chulo, del que no queremos abusar para no quitarle intensidad. Leo permanece tan conectado, se porta genial y le gusta tanto... Para muestra un botón.




Eso sí, yo estoy MALA de tanta vuelta tanto giro y tanta emoción. Mañana más, Leo sale del baño, ya sabéis. 

5 comentarios:

  1. Hola mama de Leo!
    Me fascina tu blog. Me ha llegado por la vía profesional y me gusta tu sinceridad y como vives el proceso en el que estas inmersa dándole palabras a todo.
    De todas maneras, me gustaría hacer una reflexión sobre el tema de compartir intereses que tanto te preocupa. Hay tanta gente con la que podrías ver Star Wars que son unos malditos hijos de perra... Es cierto que el autismo tiene muchas cosas malas y esa es una de ellas pero si algo tiene bueno es que la esencia no varía, aunque la percepción del mundo y la comunicación sí, lo que hay dentro no. Encontrarás tanta gente en el mundo con un patrón neurotipico que no le llegue a tu hijo a la altura del zapato en la pureza de sentimientos que te asombrarás.
    Tienes una fuerza arrolladora y se nota que eres capaz de respetar los procesos. Tu no te preocupes, que dedicándote como lo haces conseguirás esa relación madre-hijo que deseas.
    Un saludo

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Lo valoro mucho, y me alegra y motiva que me sigas. Un abrazo.

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  2. Madre mía, como te entiendo!!! Esa sensación de tener que estar haciendo más, ese miedo irracional a que le pase algo que los demás no siempre entienden...y con la navidad, más de lo mismo: el otro día tuvimos comida familiar y se estuvo comentando lo que los niños habían pedido, lo que les hacia ilusión. Acabe llorando en el baño, porque yo también quiero que el pida juguetes, que entienda la magia de los Reyes Magos. En fin, fuerza y adelante siempre!!!

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    1. Los seres humanos siempre estamos llenos de expectativas... Y cómo duelen a veces. Un besazo compañera!

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  3. Me ha encantado!!! Lástima no haberte leído en Navidad. Me leíste el pensamiento en todo todo todo.

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Gracias por venir. : )