martes, 3 de enero de 2017

La chica del parque y estamos que lo tiramos.

   

Los yayos han comprado una cama elástica que puede mantener a Leo en el mismo lugar durante muuuuchooooo rato
  Aún tengo algo de ansiedad. Es mucha menos, en menos momentos, tal vez igual de intensa de todas formas cuando viene, pero no viene tanto. Se me pone un nudo en la garganta del que no me puedo deshacer. En serio, es el síntoma que peor llevo. Como si tuviera algo atorado ahí. Lo que pasa es que estoy bien, estoy mucho mejor, todos estamos mejor. Leo ha mejorado tanto en algunos aspectos, y crece, y es un niño precioso e inteligente, y todo parece ir bien. De pronto llegan las vacaciones de navidad, y cuando llevamos ya doce días NO PUEDO MÁS. Es inevitable para mi ponerme un poco insoportable en navidad, aborrezco estas fiestas que tanto me recuerdan tiempos felices, y como soy una nostálgica, con una personalidad que tiende al drama, pues eso, todo a la cocktelera y acabo como estoy ahora: deprimida, un poco asqueada de todo en general. Y el tiempo libre con el cachorro me confirma algo que ya se pero que cuando estamos instalados en la rutina no veo, o veo menos, o tengo menos oportunidades de ver: TODAS NUESTRAS LIMITACIONES. Las enormes, terribles, asquerosas y sucias LIMITACIONES. No tener una vida "normal", me da tanta rabia, lo paso tan mal. Es de risa. 
     Me pongo a escribir para desahogarme, pero son  tantas las culebras que me vienen a la boca que me da hasta vergüenza. Cansada como estoy de no entrar en polémicas me sube un ansia guerrera que me tengo que comer porque NO QUIERO LIOS y sabiendo que en el fondo sí que quiero líos. 

     A Leo le ha dado por lanzarlo todo. Parece ser que se estimula a nivel visual de esta forma, lanzando, escupiéndose en la mano y dando palmas para ver saltar la salivilla, dando golpes a todo para ver comos se desprenden las motas de polvo. Y ha hablado, ya tenemos varios días con DAME PAPEL, BIEN, AGUA y otra fase incomprensible pero que fue algo asi como TE PONGO COLONIA. Total, que bien, cosas nuevas. Leo crece y crece y su rareza con él. El otro día ibamos andando por la sombra y de pronto había un corte de la misma para dar paso al sol y se quedó parado y alzó los pies para pasar al sol con todo el cuidado del mundo. Se fija más en el entorno y responde a él, me parece que son unos avances geniales. Creo que la terapia de integración sensorial le va bien, en casa seguimos trabajando con algo de desgana, tenemos que ponernos las pilas, yo no tengo fuerzas casi ni para dormir. Ayer noche de insomnio viendo True Detective, y ponerme pava a pensar en cosas del pasado y en lo que yo esperaba de la vida, y el desencanto que tiene hacerse mayor, y recibir tantas ostias, y tener tanto miedo a no hacer lo suficiente, y a morirse y dejar solo al niño. 

Si resumo, te diría: Vamos mejor. Si no resumo, pues eso, vamos mejor pero yo me siento ATRAPADA, y siento rabia porque cualquier actividad es un erial. Alerta absoluta. Agotamiento espiritual y físico. 

    Y me metería en jardines en los que mejor no me voy a meter. Sigo viendo tantas cosas que me chirrían, y me siento muy sola. Tengo un carácter de mierda de siempre, soy buena persona, pero nunca he sido muy de grupos. Soy una solitaria, una romántica. Estoy divagando. Estoy triste y alegre a la vez, sobre todo con rabia. 

     En el parque de al lado de casa hay a veces una chica con sus dos hijos. Uno tiene la edad de Leo y el otro tendra unos dos. El de la edad de Leo juega con otro al fútbol. Leo se aproxima. Mi enorme hijo se aproxima y los mira. Se detiene a observar. Son sólo unos segundos, pero es tiempo. El otro niño lo mira raro desde que coincidió con él un par de veces en la piscina comunitaria. Es un niño repelente de cojones, su mirada extrañada sólo es un reflejo de su normatividad y la de toda su familia. Ella parece un poco pija, muy simpática, correcta hasta la naúsea. Leo los mira, como digo y luego sale corriendo. El niño lo mira pero en todos estos días que hemos coincidido, NUNCA, en ningún momento le ha dicho de jugar o le ha pasado la pelota. Lo mira raro, tiene ganas de coger su balón y salir corriendo para que no se le cuque. La madre, toda condescendencia y sonrisas, me dice que: ATENCIÓN "no entiendo como tu hijo no mira más al mío, si es que todo el mundo se fija en él, es que NO PARA,de verdad, NO PARA"  y yo me quedo muerta y tiene que venir a reanimarme un ángel del señor... el caso es que hemos hablado doscientas veces y sabe que el niño tiene AUTISMO pero vale... en fin... seguimos por allí. Al rato, Leo, en su torpeza e ignorancia social, se acerca a la chica que estaba columpiando al niño más pequeño, se acerca riendo y queriendo jugar de algún modo con el columpio en movimiento, y claro, ahí ya me levanto otra vez, voy para allá no vaya a ser que le de al mío con el columpio en toda la piñata o peor, su niñito de pololos se caiga del columpio y tengamos que meter al autista en un reformatorio infantil y relegarlo al ostracismo. Y me acerco y me dice: Es que tu hijo claro, pobre, no sabe jugar. Y en fin, no le parto la cara porque estoy CANSADA y cojo a Leo y nos vamos para casa y ella muy simpática me dice adiós, mientras canta la muñeca vestida de azul al crío, toda dientes y belleza y medias con motivos florales. 

De esas no tengo muchas que contar. Otras veces me da por ponerme en plan más informativo o educativo o qué se yo. Pero es que no tenía ganas. No tengo ganas de pelearme con nadie. Ni por el vestido de Cristina Pedroche que me la suda a mares, ni por las campañas de concienciación, ni por nada. Estoy cansada. Y algo triste. Y echo de menos ser joven. 

Así que eso, feliz año nuevo.

4 comentarios:

  1. Elisabet zaragoza3 de enero de 2017, 21:52

    No estas sola, ni atrapara, y si la vida pasa tan rápido que nos gustaría engancharnos a nuestros recuerdos felices y no dejarlos ir, porque ahí si que nos sentimos como quisiéramos, pero no es así. Vivimos la vida q a cada uno nos toca con sustedes momentos malos y peores, pero todo pasa y todo llega, y en el fondo nuestro corazón vuelve al latir y superamos ese momento donde parecíamos estar atrapados.y por fin llega otra vez el sol, la vida misma, y volvemos al sonreír. Animo amiga q no estas sola.

    ResponderEliminar
  2. Buenooooooo. Echar de menos ser joven es algo normal, yo no tengo un hijo con autismo y me pasa. Es aquella sensación de sentirse eternos y de estar descubriéndolo todo. Básicamente es eso lo que se echa de menos. He escrito un poema hace poco sobre ello. Estos días me he acordado de ti, porque el 30 salí por la noche y un amigo me dijo que una amiga en común de la juventud que había vuelto a La Línea por la navidad tenía una hija con autismo. Le hablé de vosotros tres. Él no os conoce, no estaba cuando vosotros estuvisteis en La Línea. En fin, que la vida es así, que nos sujeta porque precisamente no es como la esperabamos viene a decir más o menos Gil de Biedma, con mi mala memoria de viejuno nunca recuerdo los versos. Y eso que os quiero mucho. Feliz año

    ResponderEliminar
  3. A veces no puedes, no quieres y además es que no vale ni la pena desgastarse con ciertas personas... Ánimo ya nos quedan pocos días de chupifiestas

    ResponderEliminar
  4. Hay una rabia en todos, por supuesto muy por debajo de la tuya, y es la de leerte y tener la impotencia de nobtener ni puta idea de qué hacer. No sólo con vosotros sino en general. Tratas de sonreír, de no sentir que estás forzándola sonrisa y sonreír de verdad. DE VERDAD!!! Y disfruto jugando y haciendo reír. Reír DE VERDAD!!! Y te leo y no sé qué hacer. Si será suficiente. Si mi papel de payaso sin más, sin pedagogías ninmierdas, sólo reir, nada más, le viene bien al mundo .
    Y de pronto leo que Leo da, no un paso, sino la vuelta al mundo en 80 vidas y habla. Y no lo conozco. Y mi grupo de música sigue siendo cienmil veces más mejor que el tuyo, pero hace siglos que no nos vemos. Y aún así lloré. Somos humanos, hostia puta!!!!

    ResponderEliminar

Gracias por venir. : )