lunes, 17 de octubre de 2016

Agua bendita, un pequeño demonio y vuelta al curro.



Otro post inacabado que se quedó en el tintero:

Escribo mientras Leo se da su baño diario con papá. Mañana la vuelta al cole (por fin). Digo por fin porque la última semana el pequeño satanín ha estado bastante "desregulado", término bastante utilizado por estos lares del autismo, para indicar que el niño está pasadico de vueltas, en nuestro caso con los palitos, el rulamiento de los mismos y el espolio de parques y jardines. En realidad, hemos pasado a una "siguiente fase" en la que ya los palitos quebradizos no son de su interés y prefiere las hojas (alargadas) frescas que arranca de toda planta susceptible allá por donde pasa y que puede empapar de su saliva o que tienen algo de sustancia. Seguimos sin rabietas, aunque con bastantes más cojones y travesuras. El otro día por ejemplo, estábamos en casa de mi amiga Alicia, y el amigo, que estaba dentro de la piscina, ni corto ni perezoso salió riéndose, y mirándome tomó entre sus dulces manos mis zapatillas y las tiró al agua para después lanzarse él, descojonado de risa ante su ocurrencia... (oh, sí, me encantó que hiciera esto... lo reconozco.. tan intencionado, tan malandrín) 

El verano ha estado bien. Tuvimos la excelente idea y también la posibilidad de contar con Eva, una estudiante de magisterio que participó como voluntaria en la escuela de verano de ACAVALL, donde Leo asistió la primera semana del verano (la última de junio). Eva ha estado viniendo a casa tres tardes a la semana en el mes de agosto, y llevándose al gordi a la piscina y al parque de cuatro a ocho, lo que nos ha liberado bastante para poder leer, ir a la playa, o simplemente estar tirados en el sofá viendo una peli. La experiencia ha sido buenísima, Leo encantado, Eva también y nosotros lo mismo. También hemos viajado, nos fuimos de acampada y estuvo genial, aunque acabamos agotados del todo (ya sabeís que Leo es de los que jamás baja el ritmo salvo para dormir y gracias), él durmió encantado en la tienda de campaña, cenó y comió como un campeón mis platos de hornillo y se bañó en la piscina y en la maravillosa cala naturista en la que nos pasamos varios días. Eso sí, ni siestas ni tonterías (que eso es para débiles), ritmo constante cañero en su más puro estilo novoyapararnidecoñademovermesaltaryarrancartodaslasplantasdeesteputoplaneta.  :)

Después al finalizar Eva y estar varios días con él a tope porque Arturo ya empezó a trabajar el día uno, pues ha venido el llanto y el crujir de dientes (mío, sobre todo) porque estar sola con él es absolutamente agotador y ayer acabé bastante cabreada. No hemos conseguido quitarle el pañal, pese a que SABE lo que hay (lo juro) pero para él es como una broma, hemos notado que se rie y se pone super nervioso cuando se va a hacer caca y nos llevó todo el verano de cabeza con esto. Ayer le vi maneras y lo senté en el váter. Yo me fui corriendo al otro porque me estaba haciendo pis, y al volver a los cuarenta y cinco segundos me encuentro con que sí, había hecho caca en en váter, pero también se había levantado con el culo en perdición y se le había ocurrido que rular por la cama era súper guay en ese momento con el consguiente cabreo monumental mío. Me enfadé tanto que lo confiné en su habitación con amenazas de cabrearme mucho más y allí se quedó el pobre chaval, acojonado de ver a su madre convertida en un monstruo de ocho cabezas, con la puerta abierta y sin cruzar el umbral. Cada poco rato y mientras limpiaba el estropicio y demás me iba asomando a su cuarto y veía que cada vez iba sacando más cosas... bien, me dije, al menos no son ramitas, esta cogiendo otras cosas. Pero se me partió el corazón porque como podéis ver en la foto que encabeza el post y pese a sacar todos los juguetes que tiene, en ningún momento hubo juego funcional... en ningún momento hizo nada con todo esto, simplemente sacarlos de sus cajas y lanzarlos o rularlos...

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